Principios de mayo. Estás fantaseando entre tus compañeros con un viaje post-exámenes en el bar de la universidad. Tal vez, tomando un café al fresco. Todo está tranquilo. Y en medio de la conversación surge la idea de pasar las próximas vacaciones en modo low cost pero todos juntos.
Los viajes de estudiantes en un apartamento son mucho mejor. Hay más libertad. Y si te quedas con un destino barato, mejor. Dos semanas por Europa de país en país y de apartamento en apartamento es la mezcla perfecta.
De repente, mientras estás organizando dónde ir, notas una perturbación en la fuerza. Miras a tus compañeros con tensión. El café empieza a temblar a ritmo de brrrr, brrrr, brrrr. ¿Jurassic Park? ¿Darth Vader? Peor aún. Un profesor imprimiendo los exámenes finales. La hora de la verdad está a la vuelta de la esquina. Entonces tus amigos y tu, empezáis a sudar frío e intentáis recordar cómo fue el año pasado.
Hace once meses el día llegó. Saliste de casa cargado con tu maleta. Dentro llevabas todo el armamento necesario: la calculadora con las pilas cargadas, el bolígrafo de la suerte, el DNI y 1,20€ para un café con leche para llevar. No había tiempo para terrazas.
Llegaste al pasillo, era como una trinchera. Quedaban 10 minutos para entrar a clase así que inspeccionaste las caras de tus compañeros. Había rostros demacrados que posiblemente no durmieron más de dos horas. Algunos ojos tenían indicios de haber pasado la noche llorando. Otras personas iban confiadas. Llevaban el notable del examen parcial de marzo como escudo. Luego había veteranos contando vivencias de otros años. Se rumoreaba que era tan difícil, que mucha gente tras fallar la tercera matrícula iba al campus de psicología o recurría a psicologos en barcelona en busca de ayuda.
Se abrieron las puertas y ahí estaba. En la mesa. Una carpeta con todos los exámenes. Se oían nombres por orden de lista. Tu turno, adentro. La suerte estaba echada.
Vuelve al presente. Tranquilidad. Si leer esto te ha puesto los nervios a flor de piel, no te preocupes. Aún queda un mes para eso. Podríais estudiar, pero aun tenéis tiempo ¿Por qué no seguimos organizando el viaje post-exámenes en uno de los apartamento de Europa de Hundredrooms?
Estas vacaciones pintan legendarias si tienes en cuenta las ganas de marcha que deja un mes entero de “estudio contínuo”.
Lugares baratos de Europa a los que ir antes de empezar a trabajar en un chiringuito veraniego, los hay a montones. Praga, Budapest o Cracovia son 3 destinos ideales en los que el cambio de moneda te sale a cuenta. Un fin de semana al completo por menos de 200€ es posible.
Eso sí, cuando tengas el viaje preparado, directo a la biblioteca. Que el horizonte no está tan lejos.
Solo queda un mes para los exámenes. 30 días. De los cuales 12 son fin de semana… sí! viernes cuenta, y está prohibido estudiar. Quedan 18 días. Restándole los dos días de mayo en la playa reglamentarios, te quedan 16 días, menos un día que le dedicarás a organizarlo todo, 15 días. Para unos 5 exámenes, 3 días por asignatura.
¡Ánimo! ¡Corre! Que un día sin aprender, es un día perdido.
