La vida del viajero ha cambiado. Y mucho. Aquellos hábitos de viaje que tuvimos en el pasado antes eran normales y hoy no son más que cosas graciosas aparentemente sacadas de ficción. Es posible que ya hayas olvidado muchos de los pequeños momentos o hechos que marcaron aquellos viajes del siglo pasado. De hecho, es igual de probable que ni siquiera los llegaras a vivir. El tiempo pasa despacio, pero constante. Los cambios son casi imperceptibles dada su lentitud. Los hábitos ya cambiaron y parece que todo fue así siempre. Pero, ¿cómo era la vida del viajero sin un smartphone? Peor aún, ¿cómo era sin Internet?
No podríamos decir si era mejor o peor, aunque indudablemente era diferente. Muy diferente. Aquí van unas cuantas cosas graciosas -no te lo habrían parecido antes, pero ahora sí- que no deberías olvidar si las viviste, o deberías conocer si no llegaste a tiempo.
Podías fumar en cualquier parte
La primera no está vinculada y para muchos habrá sido una de las mejores noticias de las últimas décadas. Hubo un tiempo en el que estaba permitido fumar en cualquier lugar y en cualquier momento. Si eres -o eras- de los fumadores, seguramente recuerdes esa época con una lagrimilla en los ojos. No te agobies, siempre quedarán las terrazas.
Sí, los mapas eran de papel
Así es, no hace falta remontarse a la Edad Media para recordar la existencia de los mapas impresos. Hoy en día a nadie le sorprende encontrarse a un turista mirando su móvil -podría estar haciendo tantísimas cosas-. Sin embargo, en el pasado la estampa del viajero perdido agitando su mapa de un lado a otro era de lo más común… Casi tanto como difícil era interpretarlo.
Ibas a la última con tu discman
Sentimos si la imagen hirió tus sentimientos. Este aparato, llamado discman, tomó los cinturones de millones de viajeros en la década de los 90. En la actualidad contemplarlo durante más de 30 segundos daña la vista. Ahora bien, no hace mucho tiempo atrás fue una auténtica revolución y era un accesorio imprescindible para formar parte del selecto club de los “guays“.
Fotos limitadas, los detalles controlados
Por aquel entonces todavía no existían las cámaras de fotos digitales, ni mucho menos los dispositivos móviles con cámara integrada y sus infinitas tarjetas de memoria. Las analógicas eran lo último del mercado e iban equipadas con carretes. Éstos tenían una capacidad limitada -muy limitada, en realidad- y no, no permitían borrar fotos anteriores para recuperar espacio. Sacar una buena foto era todo un arte.
Enviabas postales por correo (el de papel)
Antes de la llegada de los SMS y demás formas de comunicación a distancia, las postales de viaje eran todo un clásico entre los trotamundos. Sí, amigos, hubo un tiempo en el que solo se escribía cuando era completamente imprescindible; no a todas horas, minutos y segundos.
En los aviones, ¡COMIDA GRATIS!
Lo sabemos, es difícil de creer. En los 90 todavía las aerolíneas recompensaban la confianza de sus viajeros con comida gratis para amenizar el vuelo. Hoy en día, ya no solo es impensable que puedan regalarte algo -a no ser que hayas perdido un riñón para costear el billete-, sino que además ofrecen todo tipo de productos: desde perfumes hasta aviones en miniatura. Todo de pago, como no.
Un libro era tu mejor compañero de viaje
Aunque no lo hayas notado, en la actualidad has ganado sitio en tu equipaje. Si te gusta leer, claro. Aquellos amantes de la lectura debían destinar un espacio muy valioso a sus libros en época de vacaciones. Especialmente para las de larga duración. Para mover la cantidad de libros que hoy en día caben en un ebook, habrías necesitado unas cuantas maletas enteras.
Solo el efectivo era aceptado en la mayoría de sitios
Antes de tener la posibilidad de pagar con tarjeta y mucho antes aún de poder hacerlo a través del dispositivo móvil, estabas obligado a llenar tus bolsillos de efectivo para afrontar el día. Esto no era un problema cuando todo salía según lo planeado, aunque cualquier eventualidad exigía activar el “modo supervivencia”.
La comida se comía, no se fotografiaba
También hubo una época en la que no era importante dar a conocer tu menú diario. Ibas a comer a un lugar porque simplemente te gustaba su comida, no para sacar una foto que nutriese tu status social. Por aquel entonces no existían ni Instagram ni los hashtags, claro.
Podías llamar desde una cabina sin parecer un criminal
No, las cabinas telefónicas no son elementos de la decoración de una ciudad. Tiempo atrás, por mucho que pueda sorprenderte, fueron útiles. Cuando todavía no existían los móviles -ya no los de última generación, sino los primeros modelos- y no era posible llamar de manera independiente, encontrar una de estas era todo una alegría. Eso sí, si la usas a día de hoy, es posible que la escena del film “Última Llamada” se quede corta…
Sin TripAdvisor no sabías dónde comer, salir, dormir…
Contexto: son las cuatro de la tarde y estás muerto de hambre, pero no sabes si el restaurante de la esquina va a satisfacer tus expectativas. ¿Te ha pasado alguna vez? Por suerte, TripAdvisor ya existe y puede sacarte del apuro, aunque esto no fue siempre así. Antes, una moneda era tu mejor aliada. Cruz, buscar una nueva opción; cara, “que sea lo que Dios quiera”.
Interactuabas (personalmente) con tus compañeros
En los libros de leyendas del futuro se contará como hubo un tiempo en que los amigos interactuaban entre sí cuando estaban reunidos. Un periodo que seguramente será conocido como a.S -antes del smartphone-. Cada día que pasa es más difícil localizar un grupo de amigos con todos sus integrantes pendientes de la conversación. ¿No habremos llegado ya al límite?
¿Facturar a distancia?¿Comprar entradas? A la cola
Siempre se ha dicho que la paciencia es una gran virtud. Pues bien, tiempo atrás había que ser muy virtuoso para facturar en el aeropuerto o conseguir entradas para el evento soñado. ¿Gestionarlo todo desde casa? Era impensable. Tenías que presentarte allí con mucha antelación y reservar el día entero para ello. Ah, también contar ovejas y demás juegos mentales para distraer tu cabeza.
Paseabas para conocer la ciudad, no para encontrar Pokémones
Es posible que dentro de no mucho tiempo te miren raro si no paseas con un ojo -o ambos- fijo en tu smartphone. Habitualmente las caminatas por la ciudad eran para conocerla, visitar sus puntos de interés, descubrir los rincones más escondidos; mientras muy recientemente la distancia que recorras es directamente proporcional a las ganas de convertirse en un entrenador Pokémon de élite.
Salta a la vista el cambio, ¿no? Algunos de los cambios han sido a mejor, otros a peor. Como todo, cada uno tendrá su opinión. Eso sí, queda claro que forma parte imborrable de nuestro pasado y que nuestra forma de verlo ha cambiado. Aquellos hábitos de viaje que antes eran comunes, ahora resultan graciosos, e incluso grotescos. Dentro de un siglo, o quizás no tanto, seguro que podremos preparar un nuevo listado con cosas que hoy ni podrías imaginar. De modo que viaja, recorre el mundo con la ayuda de los millones de apartamentos de Hundredrooms y vive todo aquello de lo que nos reiremos en el ranking del siglo que viene.
¿Echas en falta algún otro hábito de viaje de los 90?
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