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Bucarest no es solo el Palacio del Parlamento Rumano. El apodo de la “Pequeña París” tan popular años atrás viene motivado por las grandes influencias francesas observable en la capital rumana, desde su propio Arco del Triunfo hasta un paseo que recuerda al de los Campos Elíseos. Elige tu apartamento al mejor precio y dónde quieras para adentrarte en la cultura rumana. Un apartamento en el centro de Bucarest te facilitará mucho las cosas a la hora de conocer todos los encantos de la zona más antigua y rica de la ciudad. ¿Sabías que en Bucarest se encuentra el mayor edificio administrativo civil del mundo? Así es, no te pierdas el famoso Palacio del Parlamento Rumano que obligó a demoler unos cuantos barrios para hacerle sitio.

Conoce todo sobre Bucarest

Bucarest es la capital de Rumanía y una de las ciudades europeas más importantes. Está situada al sureste del país, junto a la orilla del río Dâmbovița. Es el centro de la actividad económica rumana, al ser también la más poblada y desarrollada. Sin embargo, lo más destacable de la ciudad es el valioso patrimonio arquitectónico, que hace de ellas una auténtica obra de arte al aire libre. Un estilo que mezcla desde influencias neoclásicas, modernas, comunistas e incluso de entreguerra. El más representativo de todos ellos es el Palacio del Parlamento Rumano, el edificio segundo edificio más grande del mundo, por detrás de El Pentágono norteamericano. Sí es el edificio administrativo civil más grande de la tierra, así como el más costoso y pesado de cuantos existen. Tales son sus dimensiones que varios barrios del centro de la ciudad tuvieron que ser derruidos para hacer posible su levantamiento. De origen comunista, este descomunal edificio fue bautizado también como la Casa del Pueblo o el Palacio del Pueblo por el impulsor de su construcción: Nicolae Ceaușescu, el antiguo dictador rumano. Tras las obras a las que fue sujeto el centro de la ciudad, el casco antiguo quedó considerablemente reducido y a día de hoy sigue siendo restaurado. Dada su concentrada extensión, la zona antigua es completamente peatonal y reúne gran parte de los encantos de Bucarest en muy poco espacio. Por ejemplo, los restos de la antigua corte en la que residió el príncipe Vlad Tepes allá por el siglo XV, llamada la Curtea Veche. O la Iglesia de Mihai Voda del siglo XVI. La herencia de Bucarest no acaba ahí, el Palacio del Presidente es otro de los edificios más emblemáticos de la ciudad. También es conocido como el Palacio de Cotroceni, nombre que comparte con el Museo Nacional de Cotroceni, del cual es sede. La Iglesia de Stavropoleos, cuyo estilo pertenece al bizantino, también merece una visita. Igual que el Cementerio de Bucarest, declarado Monumento Histórico Nacional y sus particulares construcciones fúnebres. Tampoco hay que olvidar el Arco del Triunfo, una réplica del parisino a raíz de la imagen que la capital rumana tuvo como la “Pequeña París”. Así como las la Plaza de la Revolución y la Plaza Unirii. Esta última dispone de su propio paseo, el Boulevard de Unirii, el cual es también una réplica a gran escala de los Campos Elíseos parisinos.

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Lugares que visitar

Con tanto por ver, es posible que no necesites demasiadas ideas sobre cosas que hacer en Bucarest. Sin embargo, aún quedan unas cuantas experiencias que no puedes perderte de la capital rumana. Para empezar, una de las visitas guiadas por el interior de los dos palacios más importantes del país, no basta con verlos por fuera. Tanto el Palacio del Parlamento Rumano como el Palacio de Cotroceni abren sus puertas a todo aquel que reserve entrada para ofrecer la posibilidad de conocer todo su esplendor. Así mismo, la diversidad de museística de Bucarest es igualmente destacable, lo cual supone otra gran alternativa para adentrarse en la historia y la cultura del país. Por ejemplo, el Museo del Campesino, un recorrido a través de las costumbres de los últimos 400 años. El Museo del Arte Contemporáneo y el Museo de Historia Natural de Bucarest, uno de los más interesantes a nivel europeo. Con mención aparte para el Museo de la Aldea, formado por más de 200 construcciones al aire libre con la variedad arquitectónica del territorio rumano. Para los amantes de la música, otra buena opción puede ser visitar la Opera Nationala Bucaresti o el Ateneo, no solo por el valor patrimonial de los edificios, que ya son dignos de ver solo por fuera; sino también por la alta calidad de las producciones que tienen lugar en su interior. Tampoco dudes en dar un paseo por el Parque del Cismigiu o cualquier otro de los que reúne la ciudad. El más grande de Bucarest es el Parque Herastrau, el cual cuenta con su propio lago. Puedes aprovechar para dar un paseo por el agua alquilando una de sus barcas, ¡son muy económicas! Volviendo a poner los pies a tierra, dos de los lugares más tradicionales de la ciudad para pasar un buen rato son el Mercado Obor y la posada de Halul Lui Manuc. Ambos excelentes sitios para sumergirse en la cultura rumana. Igual que el trío formado por la calle Lipscani, el Pasaje Macca-Vilacroise y la Calea Victoriei. Un paseo por estas tres grandes vías interconectadas de la capital rumana es una auténtica delicia por la mezcla de estilos y de opciones de cafetería y restauración que ofrecen a lo largo y ancho de ellas. En cuanto a la gastronomía rumana, destaca por la gran variedad que ofrece, pues ésta bebe de las influencias de todos los países cercanos a sus fronteras. Basada en productos procedentes de la huerta rural de Rumanía, dada su gran tradición campesina, y enfocada en la carne animal. El mititei, unas salchichas asadas con hierbas aromáticas, es uno de sus platos más tradicionales. También lo son el sarmale, carne picada envuelta en col, y el frigarui, un típico pincho de carne rumano; entre muchos más.