Ubicado en el centro histórico de Locorotondo, a principios del siglo XX el restaurante se utilizaba para preparar carbón. Esto se obtuvo de las almendras y pequeños trozos de carpintería que se sometieron a una fase de precombustión, que luego se extinguió en contenedores especiales (llamados fucagne) y se vendió a los habitantes del centro estoico para alimentar a sus braseros.

Intacto durante años, se utilizó posteriormente para la producción de cal que se vende para blanquear las paredes del cummerse en el centro histórico. Se ha transformado en una espléndida residencia, cuidando, en su recuperación, preservar detalles peculiares de la estructura, como las bóvedas de cañón o de estrella, los accesorios y muebles de madera maciza, la escalera de caracol de hierro forjado que sube desde la bodega. (pozo antiguo y reserva de agua) a la cocina.

La propiedad está ubicada en una de las calles más bellas, tranquilas, acogedoras y características del centro histórico.

Tiene capacidad para hasta 3 personas, consta de un dormitorio con alcoba, 2 baños y una cocina muy espaciosa.