La pequeña casa flotante AGATHE, construida in situ según normas ecológicas y amueblada con cariño por su propietaria Kristina, está totalmente equipada con una pequeña cocina, cuarto de ducha y una cama grande en el entresuelo.

La chimenea es muy acogedora, las ventanas del suelo al techo permiten contemplar el agua y las dos mecedoras de la azotea invitan a relajarse al sol y disfrutar de largas conversaciones.

AGATHE es perfecto para una escapada en pareja o para un máximo de cuatro personas, o incluso en solitario. La zona de estar ocupa unos 18 metros cuadrados (más 5 metros cuadrados de zona elevada para dormir) y es diáfana.

La casa flotante ha sido amueblada a un alto nivel por su propietaria Kristina, para quien la gestionamos, con gran atención al detalle.

Un acogedor sofá invita a relajarse, mientras que las ventanas del suelo al techo de la mesa del comedor son un lugar maravilloso para observar lo que ocurre en el agua: A veces pasa nadando un pato, otras una barquita o una canoa. En el nivel superior para dormir, te espera un colchón de 2 x 2 m para pasar noches cómodas con mucho espacio.

A través de la claraboya situada encima de la cama, podrás ver pasar las nubes cuando haga buen tiempo o las estrellas por la noche, o dormirte con el suave sonido de las gotas de lluvia. El sofá de la sala de estar se puede desplegar, por lo que mide aproximadamente 1,10 m de ancho y, por tanto, es adecuado para 1-2 personas.

Esto significa que también se puede dormir en el barco con cuatro personas; dependiendo de cuánto se quiera acurrucar, también se puede dormir con cinco personas (si tres personas duermen en la cama grande de arriba). (Por favor, registre siempre a todas las personas). En la cocina hay un fregadero y un pequeño hornillo con dos placas, así como un frigorífico con congelador, una tostadora y una cafetera espresso eléctrica.

También dispone de ollas, vajilla y cubertería. El cuarto de baño tiene una ducha grande y un cómodo inodoro con quemador Cinderella.

También hay un cuarto de baño en tierra, que pueden utilizar todos los huéspedes de nuestra casa flotante. En los días calurosos, se pueden abrir las numerosas puertas y ventanas para que entre aire fresco; cuando hace más frío, la calefacción por suelo radiante y la estufa de leña proporcionan un calor acogedor.

Se puede nadar directamente desde el barco. Otro punto a destacar es la terraza de la azotea: aquí puedes relajarte en tumbonas mecedoras mientras contemplas el agua, puedes dejar que el sol te dé en la barriga, mantener conversaciones profundas en las cálidas tardes de verano, disfrutar en silencio y descorchar champán mientras te ríes.

Hay una barbacoa y por la noche se pueden encender luces de hadas para crear un ambiente acogedor.